Sigo el Tour de Francia desde que tengo uso de razón. En realidad no es ajeno para un Colombiano seguir no sólo el tour sino la Vuelta a España y el Giro de Italia, entre otros. Este año, como todos los años, he seguido etapa por etapa en vivo, en diferido, en medios, en twitter, y todo el social media posible, cada pedaleo. Repasando noticias en twitter me encontré con un sinnúmero de fotos de Lance Armstrong, en su regreso este año, invitado por Geoff Thomas, a correr dos etapas del tour (previo al paso de los ciclistas oficiales en competencia), en beneficio de la leucemia. Los titulares en los medios son de toda índole, algunos buenos, otros no tanto, algunos hablando bien de él y su labor frente al cáncer, y otros argumentando ego y ganas de figurar nuevamente a pesar de todo lo que pasó.
Confieso que ver a Lance me revuelve sensaciones. Tuve la oportunidad de conocerlo en el 2012 en Texas, cuando asistía a una asamblea de voluntarios de LIVESTRONG, la que fuese su fundación para trabajar en beneficio de la comunidad con Cáncer a nivel global. Iba con una gran expectativa de conocerlo, de tener el chance de oírle su historia en vivo y en directo. Me ha interesado siempre más el Lance sobreviviente que el Lance de la Bici. Eramos alrededor de unas no se … 400 personas … tal vez muchas más, acabábamos de terminar la actividad de los Seis Sombreros de Bono y el ambiente estaba perfecto para su entrada. De repente entra al salón, todos nos paramos a aplaudirlo y recibirlo, estaba bastante cerca, confieso que no me esperaba ver aquel hombre que entró por la puerta, me esperaba un personaje no muy bonito, más bien bastante flaco, cuando de repente entra un personaje que en realidad es difícil (para el público femenino) no MIRAR. En ese momento, el personaje era para mí no sólo el ciclista por excelencia (aclaro que nunca desbancó de mi corazón a un Lucho Herrera o Fabio Parra), sino además el Sobreviviente de Cáncer a quien siempre le agradeceré su historia y su fundación porque me devolvieron el alma y las ganas de seguir adelante, sino que además era un Churro Espectacular. Demasiada perfección frente a mí. Su discurso fue poderoso, empoderador, su energía … arrolladora.
Tiempo después, llega el escándalo, me negaba a pensar que fuese cierto que un personaje que era sobreviviente de cáncer, de la misma enfermedad que se había llevado a mi mamá, mintiera de esa forma. No me entraba en mi cerebro el imaginar tanta sangre fría y calculadora haciendo todo lo que hizo, pero… lo hizo, y así como yo, muchos tuvimos que ver como una figura se nos derrumbaba como un jenga … de un plomazo total. De una u otra forma durante un tiempo, esperé abrir mi correo y encontrar un mensaje de él diciendo algo como: Oye, tú niña, allá en el Sur de la Florida que trabajas como voluntaria por la fundación, por el cáncer, creyendo en mí … Lo Siento! … e mail que nunca llegó por supuesto.
Su historia en mi ha dejado grandes cosas que no puedo desconocer. Gracias a Lance, he conocido gente maravillosa, muchos sobrevivientes y luchadores incansables. Gracias a Lance descubrí que no importa si nuestro coeficiente intelectual es alto o no, o si nuestra inteligencia emocional es desarrollada o no, somos seres humanos e idealizamos personajes de carne y hueso. Viendo sus fotos en este tour, leyendo sus trinos sobre el equipo de Sky, viendo lo que publican acá (USA) los medios, sigo pensando que el ego de Lance es grande, pero también reflexiono sobre cómo nos empeñamos los seres humanos en arrodillar a los demás para que pidan perdón. Viendo sus fotos sigo pensando que muchas veces se nos va la mano en los castigos y en los reclamos y sobre todo sigo esperando la redención de un súper héroe. Así como también sigo esperando que abramos un Mellow Johnny´s en Miami pero el tipo no me da bola!.