“Hay que dejar ir” … es una frase que se oye miles de veces en diferentes ocasiones y contextos. La frase nos la dice la familia, los amigos, terapistas, psicólogos, psiquiatras, médicos etc. Pero … en realidad ¿Qué es dejar ir?.
El umbral del dolor emocional de cada uno es diferente, la capacidad de dar vueltas en círculo y automarearnos es directamente proporcional, a qué tanto nos guste martillarnos el cerebro, con las mismas preguntas una y otra vez.
¿Cuáles son nuestros motores más profundos?, ¿Cuál es el core feeling de aquello que estamos sintiendo, y que nos duele o queremos dejar ir?. El primer, el segundo e incluso hasta el tercer ¿Por qué?, pueden ser necesarios para seguir adelante … pero el cuarto, en realidad ya es el ego queriendo hacer de las suyas. Es mejor no dejarse guiar por el ego y dejar que el alma nos guíe … en cuestión de segundos la pregunta ya no es ¿Por qué?, sino ¿Para qué?.
Los círculos viciosos son infinitos y adictivos. Tony Robbins habla del “crazy eight pattern”, en mi concepto, la mejor ilustración de cómo cuando nos martillamos el cerebro, pasamos del círculo adictivo de la frustración y la rabia, al círculo de tristeza y victimización.
¿Cuál es la necesidad que queremos suplir?, ¿A qué le tenemos miedo? …
Simplemente …