Prendo el televisor y veo en directo que una escuela de High School (niños de la edad de mi hija Sofía), está bajo el ataque de un loco que se llevó por delante 17 vidas. En ese momento mi hija me llama y me dice que sale de su escuela y va para otra a hacer unas horas de voluntariado, mi corazón en pánico le dice, NO … ven ya a casa, y le explico la situación. 10 minutos después ella está conmigo frente al televisor, pegada al cel viendo que en el chat de su equipo de natación poco a poco se vayan reportando los amigos que van a esa escuela que está bajo el ataque. Gracias a Dios aparecen todos, en la televisión muestran lo suficiente para que uno sienta el dolor y el miedo. Mi corazón está apretado, late duro y mis ojos están llenos de lágrimas, mi hija tiene la misma edad de los niños afectados, la escuela queda a 20 minutos de mi casa y una de mis amigas está viviendo en carne propia la angustia de tener a su hijo en el lugar del ataque (Gracias a Dios todo bien con ella y su hijo). Así de cerca fue esta vez, así de cerca se vivió. Cuando le pones nombre propio, conocimiento y cara a la angustia, las cosas duelen mucho más. Y aclaro, no es que todo lo demás no duela, es que vuelve nuevamente el sentimiento perverso en el que uno de verdad genuinamente piensa que las cosas le pasan a los demás y no a uno.

Se necesita un segundo para irse, se necesita un segundo para que cambie la vida. Para morir sólo se necesita nacer. Y no lo digo en tono, tremendista … es que es verdad! Y esa es precisamente la belleza de la vida. Respirar para vivir … respirar para entender que cada segundo de vida es un regalo divino, que no podemos tomar por seguro y que no deberíamos desperdiciar.

No nos perdamos en la trampa del deber ser, el deber tener, el deber conseguir, el deber llegar. No nos perdamos en lo que los demás quieren que seamos. No nos perdamos en aquello que la sociedad nos exige ser. No nos perdamos en vivir a millón y no tener tiempo para conectar con las cosas hermosas que tiene la vida, con el amor, con la naturaleza, con el abrazo apretado, con los amigos del alma, con nuestras raíces. No perdamos el tiempo en darle cuerda al discurso que divide, sanemos el alma y proyectemos luz, sanemos nuestra mente y proyectemos paz, sanemos el corazón y proyectemos amor, del bueno, del verdadero, del genuino. Sólo amando profundamente la vida, nos reconectamos con la esencia, con ese lugar donde sólo hay luz, bondad, PAZ!

Respira profundo, cuantas veces sea necesario, abraza fuerte a tus seres queridos, abraza fuerte tu alma. A la larga, para vivir te necesitas a ti mismo enamorado de ti.

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